……..“Así entonces, no es la herida pasada o el trauma olvidado de la historia personal lo que define el espacio de acción del coaching. Un Coach no es un sanador, un terapeuta o un psicólogo que escarba en la biografía íntima del individuo buscando las razones de su dolor presente, menos aún es un iluminado revelador de misterios, ni un salvador de la humanidad, tampoco, guía espiritual de nadie, no son éstos sus propósitos, ni mucho menos son sus competencias.

El oficio del Coach se juega en la relación que las personas establecen en su hábitar colectivo. Se ocupa de las prácticas, los mecanismos, modelos y sistemas con que las personas interpretan, actúan y se proyectan en su interacción con los otros.

Su hacer radica en colaborar en el desarrollo de las habilidades más propias del ser humano, su capacidad de construir puentes, de generar confianza, de ampliar sus límites desde lo individual a lo colectivo, de crear comunidad.

La gran tarea de un Coach, su desafío esencial, es desarrollar maestría y disposición para acompañar a otro a re-encontrar su humanidad a re-asombrarse con el sentido de su propia existencia.”

por Andrés Venegas C.